Un ovillo me atraganta,
un ovillo de estaño
con punzones de angustia
y me quiebra esta osamenta
vestida de carne hastiada.
Me trilla,
me derriba en el sopor
sobre la tierra muda
y la vacuidad
de la impotencia.
Crueldad que no termina.
Rapiña de córvidos
con negrura impávida.
Subirán tres enteros
sus finanzas,
y blanquearan sus deudas
cinco puntos
multiplicando por diez
sus embustes,
seguirán vomitando
en lo de todos,
y seguirán llenando
de óxido y orín
las dignidades.
un ovillo de estaño
con punzones de angustia
y me quiebra esta osamenta
vestida de carne hastiada.
Me trilla,
me derriba en el sopor
sobre la tierra muda
y la vacuidad
de la impotencia.
Crueldad que no termina.
Rapiña de córvidos
con negrura impávida.
Subirán tres enteros
sus finanzas,
y blanquearan sus deudas
cinco puntos
multiplicando por diez
sus embustes,
seguirán vomitando
en lo de todos,
y seguirán llenando
de óxido y orín
las dignidades.
Ellos no se cansan
de exprimir limones
de sangre,
les sobran alacranes
y esbirros
debajo
de las chisteras.
de exprimir limones
de sangre,
les sobran alacranes
y esbirros
debajo
de las chisteras.
Por eso
en los olvidos del mundo
me retuerzo
- insufriblemente
me retuerzo-
porque
para vergüenza de todos
y mi vergüenza
(no se escapa ninguno)
todavía
los niños yunteros siguen
los niños yunteros
los niños.
en los olvidos del mundo
me retuerzo
- insufriblemente
me retuerzo-
porque
para vergüenza de todos
y mi vergüenza
(no se escapa ninguno)
todavía
los niños yunteros siguen
los niños yunteros
los niños.
Ninguneados por montones
-irreconciliable paradoja-
en el bulevar
de los nadie,
eternamente abonados
a la nada y al grito
en la calle
nos veremos,
en la calle.
-irreconciliable paradoja-
en el bulevar
de los nadie,
eternamente abonados
a la nada y al grito
en la calle
nos veremos,
en la calle.