jueves, 25 de octubre de 2012

El grito de un nadie.


Un ovillo me atraganta,
un ovillo de estaño
con punzones  de angustia
y me quiebra  esta  osamenta
vestida de carne hastiada.

Me trilla,
me derriba en el sopor
sobre  la tierra muda
y la vacuidad
de la impotencia.

Crueldad  que no termina.
 Rapiña de córvidos
 con  negrura impávida.

Subirán tres enteros
sus finanzas,
y  blanquearan sus deudas
cinco puntos
multiplicando por diez
sus embustes,
seguirán vomitando
en lo de todos,
y seguirán  llenando
de óxido y orín
las dignidades.
Ellos no se cansan
de exprimir limones
de sangre,
les sobran alacranes
y esbirros
debajo
de las chisteras.
Por eso
en los olvidos del mundo
me retuerzo
- insufriblemente
       me retuerzo-
                                porque
para vergüenza de todos
y mi vergüenza
(no se escapa ninguno)
todavía
los niños yunteros siguen
            los niños yunteros
                             los niños.
Ninguneados por montones
   -irreconciliable paradoja-
en el  bulevar
de los nadie,
eternamente  abonados
a la nada y al grito
en la calle
nos veremos,
en la calle.

sábado, 20 de octubre de 2012

Canto ineludible a la "P"



(Del cuadernillo: "Poemas de desenfado y heterodoxia")


Por puentes sobre pedregales
pido asistencia al sol poniente.
Con  pasos puntiagudos
pongo los pies sobre los parcos
pilares perennes del pantanal.
Por las pálidas penumbras
permanezco preñado
de pavores pasajeros,
plegarias
puntiagudas
de pluma pegajosa
permanentemente plagada
de pudores perseguidos
y pleonasmos:
 ¡Estoy huyendo de la P,
 y es imposible!
(Hoy lo Imposible es un éxito
que arrasa como un tsunami
en la gran pantalla)


¡Si se duplica, qué horror!
Mejor se la llevasen sus gaviotas
para enterrarlas en lo más p
                                       r
                                       o
                                       f
                                       u
                                       n
                                       d
                                       o
del océano
en aguas abisales,
antes que la ignorancia las reflote
en cuencos de metacrilato
y nos terminen recortando
hasta el humor.

Porque el poder empieza por ella,
y asusta con ese pavor que le pone
a cualquiera  los pelos puntiagudos
sólo de pensar que cogió a Don José
y lo volvió  plácidamente Pepe,
y si se revuelve lo parte, lo pica,
lo pocha y lo pone en pepitos.

Yo, por mi parte,  no puedo vivir sin Pe.
Busco  un lugar tranquilo en  un parque
y aparcamiento en un parking:
si tengo hambre como pan
si pido para el mundo pido paz
si quiero que algo salga bien hago un plan
si estoy contento estoy pletórico
si amo sin respuestas  platónico
si no me encuentro estoy  perdido
si ando doy pasos
si no ando me  paro
si me paro me pauso.

Si me introverso estoy preso
si me extravaso  estoy presto.
Aunque me deje está conmigo, en paz.
La veo al principio,
la  veo al final de  principio,
la veo   por  medio,
si no la veo la         pierdo 
ß (¡vete pallá!)
si la pierdo la pienso,
si la pienso mujer viene Penélope,
y si se  borra Penélope
vuelve como una  Cruz puñetera;
porque a Penélope le restas pené
y tienes que añadir de Vega
          - que no tiene pe-,
pero  la mejor vega es un prado.

Así que  no puedo perderla.
Es más;  si hago algo malo  peco
y si peco tengo que pedir perdón.
Cuando me perdonan me place,
cuando no me perdonan
debo tener paciencia,
mientras tenga paciencia
no debo preocuparme…
   Ya tengo que  parar, pausar, respirar, reponerme…
                                    -¡jopé!-

¡Oh amada mía, ineludible  Pe!
 (Sí, sí. Tú ríete.  Ya tendrás
                 que escribir algo.)
¡Oh princesa que me regalaste el Principito!
¡Tú  estás  en el comienzo de toda  prohibición
y de todo lo posible y permitido,
hasta para finalizar hay que poner un punto¡
¡Huyendo de ti llegué a Paymogo!
¡Oh pe,  oh pe,  oh pe
de pasado,  presente y porvenir!
¡Me llenaste de permanentes  pensamientos!
¡Amor tirano déjame en…no, no, no vuelvas
                                                                 x favor!