Dos Hermanos
-Los hombres que a mí me gustan no saben llorar.
Roberto repetía esta frase a su hermano Aurelio, mientras éste atizaba la leña en la chimenea; agazapado en su propia tristeza, ahogando su sórdida pena en aguardiente…nublando su cercano solipsismo con el humo del cigarro.
-Mírame, también he perdido a nuestro hermano, pero sigo luchando. ¿Recuerdas a padre cuando éramos pequeños y las dificultades nos parecían grandes?, nos decía: ¡Los hombres que a mí me gustan no saben llorar!
Aurelio se levantó decidido y dijo:
-¡Vamos! ¡Adelante!
-¡Ese es mi hermano! –Pero dos lágrimas le limpiaron el semblante-.
Ahí está la fuerza del hombre, tirar hacia adelante cuando las circunstancias le son adversas. Hay formas de llorar que no son visibles.
ResponderEliminarUn saludo